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Un ramillete rural

A 180 kilómetros del Obelisco, un circuito de turismo campestre reúne los encantos florenses con los de parajes cercanos como Pardo, frecuentado por Borges y Bioy. Cómo dejar atrás la señal de celular para conectarse con la tierra, las tradiciones y el gusto que ofrecen unos días bajo el signo de lo natural.

Lo primero es el desconcierto. Luego, una sensación de vacío y de no saber qué hacer. Pero no hay caso: por más malabares que uno haga con el teléfono, no hay señal. Según Ivana, esta circunstacia es justamente uno de los plus de su propuesta gastronómica, que combina comidas caseras y criollas con un toque italiano, producto de haber ido a la tierra del Dante a capacitarse y conocer los secretos de la pasta. Estamos en Rosas, paraje ubicado a 20 kilómetros de Las Flores, en una casa-restaurante llamado A Casa Mia que ofrece pasar un día de campo comiendo cosas ricas.

“Trabajamos con las recetas de la abuela, por eso cuando el visitante se sienta a la mesa suele recordar a su familia y a sus vivencias de infancia”, cuenta. “Otra cosa a favor es que no hay señal de celular, así que la gente se pone a hablar, se recupera la conversación y el hecho de concentrarse en disfrutar de la comida y no estar distraído con otras cosas”, acota Blanca, la mamá de Ivana, ya que este es un emprendimiento de toda la familia Gopar, que también ofrece alojamiento en cabañas de campo.

Después de unas empanadas con masa casera y alfajorcitos con un sabor almendrado, salimos a andar en bicicleta por el pueblo y así, bajo un sol tibio, recorremos caminos de tierra, visitamos la iglesia y la vieja estación de tren. Lo bueno de la visita a Rosas es que no se suspende por mal tiempo, ya que el camino de acceso es bueno y, cuando llueve, la propuesta consiste en tomar una clase de cocina, cantar o armar una zapada con Roberto, el papá de Ivana, que toca el acordeón. Además de comer un asado en el quincho hecho por las manos expertas de Facundo, el hermano, de amplia sonrisa y siempre dispuesto a atender. “En el grupo Naturalmente Las Flores impulsamos acciones para lograr una propuesta de turismo rural de calidad, haciendo hincapié en las tradiciones y los recursos de la zona”, explica Graciela Gallo, promotora asesora del INTA. “Además, es una experiencia muy interesante para los emprendedores ya que van aprendiendo unos de otros, se acompañan y se apoyan”.

«MÁS QUE BIEN “¿No te aburrís?”. Es lo primero que muchos le preguntan a Juan Manuel cuando saben que vive en el campo, sin Internet ni luz eléctrica (y por lo tanto sin heladera y todos los artefactos asociados). “En verdad –responde– no me dan las manos para hacer todo lo que quiero hacer y hay que hacer en un lugar como este”. Hay que aclarar que “este” es un lugar especial. Primero, se llama Yamay, que en mapuche quiere decir “estar bien”. Segundo, es una casa construida con el paradigma de la permacultura, utilizando los materiales de la zona y diseñando las construcciones de manera tal de aprovechar al máximo la luz, el viento y todas las condiciones climáticas del lugar. Puntualmente esta casa tiene paredes de barro, paja y vidrios de botellas que funcionan como ojos de luz.»

La nota completa en: https://www.pagina12.com.ar/11491-un-ramillete-rural

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